La Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de san Antolín, sede episcopal de la diócesis de Palencia, se encuentra en la ciudad española del mismo nombre, en la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Está dedicada a san Antolín, patrono de Palencia.
Se trata de un edificio de estilo
predominantemente Gótico, aunque
conserva elementos anteriores, de época visigoda y románica, y
elementos decorativos renacentistas, barrocos y neoclásicos.
Sus más de 130 metros de longitud
la convierten en una de las mayores catedrales de España en cuanto a sus dimensiones; su ábside roza
los 30 metros de altura y la anchura es de 50 metros en el crucero, más otros
tantos del claustro y sala capitular. El exterior carece de una fachada
principal propiamente dicha y se presenta austero y macizo, situación que no
refleja la grandeza de su interior, donde pueden verse más de veinte capillas
de gran interés artístico e histórico.
Aunque la construcción de la
catedral gótica duró desde el siglo
XIV hasta el
XVI, en realidad lo que hoy día se observa ha tardado casi catorce siglos en
ser levantado, pues la parte más antigua de la Cripta de San Antolín data del siglo
VII y hubo
importantes obras y reformas en el siglo XX.
El elemento más reconocible al
exterior es la torre, elevada y sobria, algo tosca teniendo en cuenta su
pertenencia al estilo Gótico. Estudios recientes y excavaciones demuestran que
fue torre de carácter militar en el pasado y tras cumplir esa función se le
añadieron pináculos y espadaña como única decoración.
La planta de la catedral es de
cruz latina y tiene la peculiaridad de contar con un crucero doble, por lo que
también dispone de cinco puertas, formando así una planta en forma de cruz
patriarcal. Esto es debido a que a mitad de la construcción se decidió
sustituir el primitivo crucero por un segundo, más monumental. Ambos cruceros
sólo se marcan en alzado y no sobresalen en planta.
Es llamada popularmente La bella desconocida. Fue el
primer monumento del municipio de Palencia en ser declarado como Monumento Nacional, distinción que obtuvo el 3 de
noviembre de 1929.1
En el solar donde ahora se
halla la catedral hubo en la Antigüedad un templo de culto pagano. Ese templo
se debió sustituir más tarde por otro paleocristiano. De ninguno de los dos queda memoria en el
emplazamiento del edificio actual.
El vestigio más antiguo es el fondo de
la Cripta de San Antolín, que es el resto de un edificio visigodo de mitad del
siglo VII, construido con y sobre restos romanos.2 No se sabe con
exactitud quién construyó esta parte antigua. Se supone que tal vez se levantó
en tiempos del rey Wamba para guardar las reliquias de San Antolín que este rey
trajo desde Narbona en el 672, cuando era obispo Ascario.
Tras la dominación musulmana, en
tiempos de Sancho III el Mayor se restauró
la diócesis palentina en su antigua sede de la ciudad de Palencia.3 El rey encargó
su organización al obispo Ponce (o Poncio) que gobernó
desde 1035 a 1037. La diócesis
necesitaba una sede, eligiéndose su ubicación en el mismo lugar que ocupaban
las ruinas visigóticas, que fueron ampliadas y restauradas. En 1035 y ante la
presencia de Sancho el Mayor, de la corte y de varios obispos, se consagró el
nuevo edificio con lo que quedó configurada la cripta de San Antolín tal y como
puede verse en la actualidad.4
Años después de esta restauración y
probablemente en tiempos del obispo Raimundo (1148-1184) se edificó un nuevo
templo en estilo Románico que fue consagrado en 1219, en tiempos del
obispo Tello Téllez de Meneses (1208-1247). En documentos
oficiales se denomina a este templo honestissima lapidum domus.
Constaba de tres naves, varias capillas, una portada al oeste y una torre. Su
cubierta era de madera. Tenía también un claustro y sala capitular. Los restos
arquitectónicos que se conservan sirven para determinar su situación y sus
dimensiones aproximadas. En la actual capilla mayor se mantienen columnas y
capiteles que hacen pensar que aquella zona correspondería al ábside. También se
guardan, procedentes de aquella catedral románica, algunos objetos litúrgicos y
esculturas en piedra policromada, el sepulcro de doña Urraca (hija de Alfonso VII) y la mesa de altar
de piedra que se apoya sobre columnas con capiteles de la capilla del Sagrario.
La reja que sirve de puerta a la misma capilla es también románica.
La Catedral Gótica (1321-1516)
La catedral románica tuvo un
siglo de existencia. Al cabo de esos cien años el obispo Don Gómez, de acuerdo
con el cabildo, propuso levantar en el mismo lugar un nuevo edificio, al estilo
del momento, es decir, el Gótico. Se supone que se tomó esta decisión por el
mal estado en que se encontraría el edificio románico y por las necesidades de
que Palencia tuviera una sede digna del prestigio que había tomado la diócesis.
El 1 de
junio de 1321 se colocó la primera piedra ante la presencia
del legado pontificio, cardenal Guillaume Pierre Godin, (obispo de Santa Sabina, Italia) y de
varios obispos españoles. Ese año regentaba la catedral Juan II (1321-1325). Se
desconoce el nombre del autor de las trazas, aunque por su obra se supone que
era un maestro-arquitecto español que se inspiró en las catedrales de Burgos y León. Está documentado el primer canónigo obrero o fabriquero, Juan
Pérez de Acebes, que era prior de la abadía de Husillos y comendador.
§ La
primera se extiende desde 1321 a 1426, en que
se comienza la cabecera que se fue completando con siete capillas absidales y
la girola. Las
obras continuaron lentas a lo largo del siglo
XIV.
§ La
segunda comprende desde 1426 a 1486, cuando
se construyen tres tramos de las naves más la nueva capilla mayor y parte de la
torre. Quedaron cerradas las bóvedas de la girola y se construyeron los dobles arbotantes y el triforio. A
finales de este siglo se cambiaron los planes que se tenían desde el principio
con respecto a la longitud del templo, con el proyecto de ampliarla un tramo
más. Estos cambios se efectuarán en el siglo siguiente. Existe una bula de Inocencio
VIII a fecha
de 1486 que expresa que en esta fecha se hallaba todavía a la mitad de su
construcción y descubierta casi toda, lo que puede llevar a pensar que la
catedral románica no desapareció de una vez, sino que se fue derribando según
avanzaban las obras.5
§ La
tercera etapa va desde 1486 a 1516, bajo el
mandato de los obispos fray Alonso
de Burgos, fray Diego
de Deza y Juan Rodríguez de Fonseca, con los
arquitectos Bartolomé y Martín Solórzano, Juan de Ruesga, Juan Gil de Hontañón y Pascual de Jaén, que puso la última piedra
cerrando las bóvedas de los pies. Se realizaron los cinco restantes tramos de
las naves más el crucero, el claustro y la sala capitular.6
Maestros
constructores, obispos y mecenas
Entre 1397 y 1415 las obras de la catedral recibieron un gran
impulso bajo el obispado de Sancho
de Rojas. Es cuando se termina la capilla mayor cerrando sus bóvedas y se
procede a su decoración, sufragada por este obispo a quien sucedió Gutierre Álvarez de Toledo, desde 1426 a 1439 y después Pedro de Castilla Eril desde 1440 a 1461. Durante el mandato de
estos dos obispos tiene lugar la segunda etapa de construcción de que se ha
tratado en la sección anterior. Con Gutierre Álvarez dirige las obras como
maestro mayor Isambart (o
Ysambert o también Isabrante).7 Este obispo se ocupó de que las obras no
decayeran y a tal efecto aprobó la creación de la Cofradía de San Antolín en
1432 de la que se recibirían donaciones importantes.
Su sucesor, Pedro de Castilla,
consiguió que se acelerase el ritmo de las obras. Bajo la dirección del maestro
mayor Gómez Díaz se construyó la parte que comprendía desde la capilla mayor ya
terminada hasta el crucero. Con esta ampliación se hizo realidad el proyecto de
agrandar los planos cuyas proporciones iban a ser menores en un principio. De
esta manera quedó la catedral diseñada con dos cruceros, el auténtico y más
ancho que se sitúa entre la actual capilla mayor y el coro, y el falso crucero,
más estrecho, que se extiende a continuación de lo que fue capilla mayor (hoy
capilla del Sagrario).
Entre 1461 y 1469 tiene lugar el obispado de Gutierre de la Cueva. El maestro de obras sigue
siendo Gómez Díaz que reedifica y termina la torre. A su muerte es contratado Bartolomé Solórzano que será maestro mayor hasta comienzos del siglo
XVI (1504)
haciendo los planos y dirigiendo numerosas obras de ampliación durante los
obispados de Diego Hurtado de Mendoza (1473-1485), fray Alonso
de Burgos (1486-1499) y fray Diego de Deza Tavera (1500-1505). Estos
dos últimos obispos dominicos son grandes impulsores y entusiastas que
consiguen un gran avance en la edificación de la catedral. Con fray Alonso comienza la tercera y última etapa del
gótico. Es un hombre inquieto, con grandes recursos para aportar soluciones y
buscar medios para conseguir la culminación de las obras. Su mejor gestión fue
conseguir del Papa el permiso para que el Cabildo de la catedral de Palencia
pudiera destinar durante 35 años unas determinadas rentas con destino a las
obras de esta fábrica. Además legó millones de maravedíes para la catedral en general y para el
comienzo de la construcción del claustro. Bajo su mandato se terminó el crucero
(1497) y se
dio un gran avance en el siguiente tramo, avance que llegó casi hasta los pies
del templo. El otro gran obispo dominico, Diego de Deza, contrató al
maestro Martín Ruiz de Solórzano para la culminación del edificio; pero en 1505 el obispo es trasladado a Sevilla y el
maestro Martín muere.
Otro gran adelanto tuvo lugar
gracias a Inés de Osorio,
gran dama palentina que murió viuda y sin descendencia y dejó en su testamento
una generosa donación con la que se pudo dar fin a las bóvedas del crucero y
avanzar en otros espacios. Esta señora está enterrada en el lateral de la
actual capilla del Sagrario, en un notable sepulcro, obra de Alonso de Portillo.
El siguiente obispo fue Juan Rodríguez de Fonseca, cuyo
mandato duró casi 10 años, de 1505 a 1514. Fue un
gran mecenas. Contrató al maestro constructor Juan de Ruesga, que se
ocupó de las obras pendientes, y al maestro Juan Gil de Hontañón para la culminación del claustro. Antes de
que los trabajos se terminaran, el obispo fue trasladado a Burgos, así que el
final de estos trabajos tuvo lugar bajo el mandato de Juan Fernández de Velasco, obispo
desde 1514 a 1520, con el
cierre de las bóvedas del claustro, sala capitular y otras del templo que aun
quedaban, cuya última piedra fue colocada en 1516 por el maestro Juan de Jaén. Con
esto se da por terminada la catedral gótica.
Obras
hasta el siglo XX
Durante los siglos siguientes
tuvieron lugar una serie de obras destinadas fundamentalmente a amueblar y
embellecer el templo.
En el Renacimiento, los hermanos Corral de Villalpando decoran algunas capillas y bóvedas,
destacando las filigranas que embellecen las claves de las bóvedas de la
capilla mayor. El claustro bajo se reforma en el siglo XIX bajo el mandato del
obispo Mollinedo y de 1884 a 1901 se producen restauraciones de varias
capillas. Los arquitectos Ángel Cadano, M.
González Rojas y Juan Agapito y Revilla restauran los arbotantes de la cabecera.
En el siglo XX tienen lugar obras
en las cubiertas y crestería, siendo su arquitecto Jerónimo
Arroyo. Fernando Chueca Goitia colocó la portada de la fachada oeste, y a
partir de 1998, se limpian y restauran la torre, el ábside y las portadas, y se
mejoran las cubiertas.